domingo, 2 de abril de 2017

Día 10

Quizás la culpa fue mía por pensar 
que todo es eterno
sin caer en la cuenta que todo ocupa
lo que dure 
que la vida no se para por lamentos
y cuando te estás levantando te ha jugado 
una mala pasada el tiempo.

Ya me lo advertían
que besabas otras balas
que te habían atravesado el corazón 
y que te hallabas enamorando 
de otros pétalos marinos 
apenas mareas bajas 
que le hacían perder la cuenta 
de si en verdad era a mí a la que quería.

Arrojamos juntos la piedra del te quiero
pero tú siempre fuiste de esconder la mano.
Cayó el amor en picado
dejó agujereado mi tejado
y ahora sólo entran goteras 
que no hacen más que recordarme 
que me estoy ahogando
y no tengo salvavidas
a mi vera.

Lloré mares y perdí pestañas esa noche,
y a cada una le asignaba un 'me quiere' 'no me quiere'
y entre flor y flor fui recuperando la vista 
de la ceguera que me hacía no alejarme de ti.
Como si me lo hubiese susurrado la almohada,
ya mojada, supuse que esta batalla 
la superaríamos de nuevo juntas.
Y en lo que el sonido de la tempestad marina,
apoderada de mí, al borde del naufragio, callaba,
susurré de nuevo:
-Tranquilo corazón, ya habrá alguien que nos quiera.

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