domingo, 18 de junio de 2017
Náuseas por mariposas
Tengo arcadas
del licor del amor,
y ando poco cuerda,
desde el trío
que hice con tripas, cabeza y corazón,
para buscarle motivo a la sinrazón
que me hace volver a embriagarme de ti.
Me acomodo en el sillón,
y le doy un sorbo a nuestros recuerdos,
me baja amargo y casi no halla espacio por el que descender.
O tengo demasiado encima,
o no sé cómo volver a poner todo en pie.
Bebo mientras escribo;
escribo;
y quién sabe si versos o besos,
ambos me cuestan si de ti se trata,
y es que si es difícil hablar de amor,
imagínate entonces hablar de ti.
Me duele la cabeza,
y te culpo,
por ser droga vuelvo a tragarte,
por ser alucinógena me imagino que estás aquí.
Empiezo entonces a culparme,
por no haberte retenido
cuando me preguntaste
que pensaría cuando te hubieras ido.
Me tamborea el pecho
porque ahora que no estás
es cuando pienso
que te rogaría que no te fueras jamás.
Estoy a punto de echarlo todo,
pero tengo la garganta cerrada,
me cosquillea la barriga esta morriña,
y me arde el trago en el que me dices adiós.
Bebo otro,
te bebo a ti,
aclárame:
¿Quién desata el nudo de garganta
para dejar salir a las mariposas que te aletean las tripas?
Acabo terminándome la botella,
dentro opto por meter lo que te escribo,
por si acaso te llega
lo que siempre quise decirte,
o igual simplemente quiero meterla
para que la gente no la vea tan vacía;
y no sé si acabo hablando de nuestra historia,
o de mí sin tu elixir que me daba vida.
Y es que a estas alturas,
no sé que duele más,
si un te quiero a destiempo
o te echo de menos
por no haber actuado a tiempo.
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