domingo, 22 de octubre de 2017
Ayer
Tengo el síndrome
del papel en blanco .
Una mente oscura
no vomita palabras limpias,
sólo ácidas tormentas
por los visores.
Me revuelvo en mi pasada
maraña de sangre sentida,
y me araño las vísceras,
a ver si con un poco de suerte
sienten,más que duelen,
menos que piensen.
No sé qué hacer contigo,
no sé cómo volver a lo vivido.
Estoy enamorado
de la idealizad del pasado.
Y me punza la caja
y se me torna aguda,
pensando;
en cuándo pensé por primera vez
la primera en la que sentí te quería.
Recuerdo a ese espectro
en la ventana vestida,
llorándole por haber besado
la luna querida,
y amarla, y sentirla,
y gustarle habérsele
derretido lo de dentro,
después de tanto tiempo
en su glaciar vida.
Era pequeña;
la duda,la neña,
la aventura.
Ahora me miro en la ventana,
con más polvo,
y una luna que se pierde
por estar tan oscura como el cielo,
y me llora,
me llora.
Y se me reflejan las estrellas
y me digo que he cambiado.
Que ya no te busco,
pero aún así me encuentras.
Que ya no sé qué siento,
pero aún así me importas.
Que ando perdida,
pero nunca me he movido.
Cómo puedo haber cambiado,
de pronto;
perlas en el río.
Hoy te he
pensa(n)do.
Cuando pensé por primera vez
la última en la que sentí que te quería.
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