domingo, 13 de mayo de 2018

Quién se queda con las cenizas

Una vez que se prende el fuego es difícil apagar las llamas.
Y que nos lo digan a nosotros que siempre fuimos más de hacer saltar las chispas cuando necesitábamos un poco de ardor.
Y cuando la fogata estaba a medio gas, de soplar fuerte para prenderlo rápido.

De erizarme la portada cuando sentía frío,
de bombardearte la boca cuando no veías las estrellas.

Me gusta recordar cuando cruzábamos los dedos si solo nos quedaba la fe y alisábamos el papel por muy doblado que lo convirtiéramos.
Aunque nunca volvía a ser el mismo, algo más apaciguado estaba.

Me gusta imaginar que me traerás madreselva cuando salga con las sienes desencajadas de mi oscura realidad que difusa, atormenta mi alma, ese oculto, hálito de miedo por el pasado que lo dejo hueco, sin vida.

Me gusta pensar que el incendio necesitará más leña, y que descubrirás que echas de menos las ramas del árbol que sembramos.
Aunque luego acabemos reconociendo que nunca supimos cuidarlo.
Tú siempre intentaste enseñarme el vaso medio lleno, y yo nunca dejé de fijarme en lo vacío.

Me gusta presente, la imagen que tengo de la vez que erupcioné por mis cuencas sobre la nube que protegía tu vida y te grité amor haciendo voluminosa la ola de fuego.
Después te eché de menos.
Me gustas presente porque cuando te conviertas en pasado,no quiero que vuelvas.

Quiero quedarme con lo negro que dejamos tu nido y la rotura por tensión de nuestra cuerda, que siempre se apañaba con atarla por el último hilo
                              [hasta cuándo sería el último.
Quiero quedarme con la explosión de caricias  y con los puños que iban marcando cicatrices de lo que estábamos siendo.

Quiero que cuando seas pasado, te vayas.
Porque si vuelvas intentaré que ardamos del mismo modo y las piedras usadas, por mucho frío que desprenda la noche, nunca acaban brillando lo suficiente.
Así que me quedo con la forma en la que hice brillar tus pupilas.
A nadie vas a provocarle las mismas ganas de fumarte porque nadie va a hacértelos lucir igual.

Y por último dime, mientras soplo,
quién quieres que se quede con nuestras cenizas.


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