cuando este se le presenta en boca
no se piensa dos veces lamerlo
no se para a pensar si se equivoca.
Así que te mordí.
En medio de un barullo
de sábanas revueltas
pantalones a medias
y piernas abiertas.
Palpaste mi luna con tus yemas,
me llevaste a las estrellas de tu boca
mientras lengüeteabas mis labios
y me susurrabas:
'ya que estamos hechos polvo
vamos a echárnoslo.'
Y volviste, a hacerme (de tu) magia
girando tus caderas
embestiste mi falda
me llovía la frente
mientras intentaba arrancarte la camisa
surcaste los lunares de mi cuerpo
te besé por dentro
respirábamos entre libidos
en un ambiente que olía
a erotismo.
El silencio se llenaba de bramidos
que marcaban el ritmo de una canción
con la que intentábamos bailar a compás
sin llegar a pisarnos.
Desde esa noche perdí la cuenta
de los versos que te debo;
y es que como iba a volver
a hacerte el amor a ti
a ti, que siempre has sido poesía.