Los lunes, la vida me sabe a esa fría agua que llueve de las pesadillas;
que hace repudiar a los huesos,
pero le das las gracias por haberte despertado.
Yo siento la vida como la lengua un limón.
Y extraigo todo su jugo.
Pero arrugo los momentos
y cuando aparto los gajos de mis días,
la vida me sabe tan agria
que paso los martes sin dar a conocer mi lengua.
Los miércoles la vida me sabe a vértigo
Todas mis manitas están agitadas
y quieren que sea parte de su suelo,
pero a mí me ascienden las arcadas
y no salto porque me da vértigo la rutina.
Y a ti te quise porque parecías saber a vértigo.
Y los jueves te pido perdón porque la vida me sabe a confeti
y tengo que salir a reír con cualquiera cuya boca
me sepa a violetas, a pan con mermelada,
a nata, que es a lo que sabe el amor;
a oro, que es como gusta el éxito.
Y claro que regalo besos fácilmente
pero es porque a ellos no se les arrugan los momentos
ni sienten este asqueroso jugo mío.
Y a ti se te arrugaban y tú también lo sentías
y yo no podía hacerte eso.
Trazo un lazo muy bonito con mi saliva
y cala en las palpitaciones de cualquiera,
entonces los viernes la vida me sabe a mar;
yo parte de las olas, juego con la espuma
y soy guapa.
Tú me llamas guapa y todos me veis bonita
porque sigo el ritmo de vuestra espuma
y me bailan las olas y me tocan las castañuelas.
Y los sábados la vida me sabe a aplausos
porque los viernes me tocáis las castañuelas,
y guapa, yo me inyecto el elixir de las noches
y esas lunas os entiendo.
Os entiendo y me queréis porque os escucho.
Pero con las nubes rosadas llegan los domingos
que es cuando más me como la vida.
Porque no me sabe a nada.
Devoro cada ración que me da
para ver si alguna no me sabe a vacío.
Y me lloro en mitad de las palabras que hizo verso algún muerto,
me duele el elixir de anoche,
le cojo miedo a las mareas,
no recuerdo el nombre de ti, boca de fresa,
ni de boca de olmo, de gasolina, de almendro
(pero me acuerdo de la que quise porque
pretendía ser parte de mi vértigo).
Y vuelve mi agria lengua seca porque no logran ser parte.
Y tú por eso siempre vas a sudar los lunes
porque es cuando tienes pesadillas.
Y yo por eso siempre escribo los domingos
porque es cuando la vida me sabe a vacío.
Dibujo Sofía Rallo. |