Podría pedirte muchas cosas.
Que te quedes;por ejemplo,
conmigo hasta que salgan las amapolas.
Sabiendo que eso exige
que te fundas en la cacerola estival.
Que me haga la loca,
y acabe dándome un chapuzón
en el pasado,
para recuperar la razón,
del quebradero de cabeza
que me levantas cada noche.
Te dedicaría los insomnios
y contar luces;
contando con cada una
las veces que me han roto,
para recordarme que no estoy tan entera,
como para enfrentarme a otro vals.
Tendrías que cambiar mis hojas,
tostadas,quemadas e idílicas
y saberme desnuda,
aunque me avergüence contarte la buena,
y tropiece con lluvias y rayos
que puedan partirnos.
Llegaría el frío,
te presentaría el nido,
y tendrías que arroparme;
porque un corazón de hielo
solo se funde con algo de amor.
Amanecería primavera.
Te diría que no sé cómo,
pero ha llegado el momento
de ver las amapolas.
Y ojalá no estés expectante
de verlas conmigo.
De ser así,yo me iría.
Porque si no fuiste capaz de ver
como una rosa fue creciendo contigo;
no quiero saber de quién
vas a enamorarte en primavera.